domingo, 7 de junio de 2009

Entrevista a Paco del Gastor

El otro día, tuvimos el honor de estar en la casa de Paco del Gastor, sobrino y heredero legítimo del maestro Diego del Gastor, de quien celebramos el centenario de su nacimiento el pasado año 2008.
Gracias a la oportunidad que nos ofreció el gran guitarrista pudimos acercarnos un poco más al mundo del arte, y escuchar sus sabias palabras, adentrándonos humildemente en el mágico mundo del flamenco.

Paco, ¿por qué ha sido tan importante la celebración del centenario de Diego del Gastor?
Hombre…pues es importante porque Diego ha creado escuela dentro de lo que es la pureza del toque y Diego pone prácticamente lo que es el flamenco y la guitarra boca bajo. Es importante que la pureza continúe, ya que hay muchos incrédulos que dicen que los puristas no existen y lo recriminan diciendo que no existe el arte. La pureza está viva como la misma vida y Diego es autor de lo puro y llega a enseñarme a mí, a España y a la afición entera lo que es el arte puro y más en los toques rítmicos como es en la bulería
¿Desde cuándo estás inmerso en la música, o mejor dicho, en el arte del flamenco?
Pues en el arte del flamenco y lo que es vivir la vida artística estoy desde el año 1961.
Me fui a Sevilla, porque mi tío Diego era muy amigo de Ricardo, y quería que yo fuera de Ricardo tan amigo como lo era él y llegamos a ser tan amigos que Ricardo me quería como a un hijo. Me iba a Sevilla por temporadas a casa de Pepe Ríos y entonces me coloqué en una venta donde iban los artistas a buscarse la vida de noche, que era la “Venta Casablanca” y yo entré allí , que en aquel momento la tenía Antonio Buchito, con María La Burra, Pablito de Cádiz, la Negra y varios artistas, y allí me daban 25 duros y me daban la cena que era un plato de lentejas o un plato de habichuelas… Pero un día se presentó Pastora, La Niña de los Peines, El Gitanillo de Trina, Rafael Vega, Bambino, El Lebrijano, y al verme el Gitanillo tocar me dijo “tú mañana pa´la Venta Real de Antequera”, y debuté en esta venta en marzo del 61. A raíz de ahí ya prácticamente no paré porque en aquella venta empecé a conocer lo mejor que había en Sevilla del flamenco, después me fui a Madrid y más tarde me fui de espectáculo con los Paquidos, Juanita Reina, después me coloqué en Torre Bermeja…y así sucesivamente hasta hoy.
El mundo del flamenco lo he vivido siempre porque la guitarra siempre ha sido para mí mi vida y yo desde que tengo uso de razón estoy ligado a la guitarra. Trabaje o no trabaje estoy con ella.

Paco, sabemos que una de tus influencias fue Diego del Gastor, dinos qué te ofreció él que no te pudo ofrecer otro.

Diego, aparte de ser mi maestro, fue mi segundo padre. Diego me traía las tapas de los bares metidas en los bolsillos de madrugá mientras yo lo esperaba sentado con mi abuela en el calentador.
Diego me enseñó a valorar la guitarra flamenca y la no flamenca y me enseña la guitarra rápida sin él saberla hacer pero me la enseña, ¡y una de las cosas que Diego me enseñó aparte de amar la música clásica, y todas las músicas, fue el saber de cante! Las teóricas que Diego me daba a mí de cante, duraban días y días con medios litros de vinos, y con un tomate con sal. Me enseñaba los cantes de Triana, los cantes de Alcalá, los cantes de Utrera, los de Lebrija, incluso los cantes de Levante, porque Diego era más aficionao´ al cante que al toque, le pasaba como a mí. Además Diego, aparte delo que me aporta como maestro, me lo aporta como familia, yo no podía vivir sin Diego, él era mi luz: ¡si yo me iba cinco meses a Madrid , y cuando venía a Morón a dar una vuelta de veinticuatro horas, veintitrés las pasaba con Diego y la otra hora era para ir a mi casa para coger ropa limpia, una guitarra y decirle a mi mujer a mis hijas y mi padre “adiós”! O sea, que prácticamente lo que Diego me da a mí es la vida, ya no la musical, ¡porque era él gastoreño, del árbol del Gastor, pero yo también lo soy, por lo que el tocar gitano, eso no me lo aporta a mí porque eso lo llevo yo en la sangre lo mismo que lo llevaba él! ¡ Él llevaba tocar gitano porque su madre lo trajo al mundo para tocar puro, lo mismo que me trae mi madre a mí! Pero claro ¡él me educa de una manera que él no estaba educado, él me metió en la música, me enseñó a leer las siete clave y me enseñó los toques de Tomás, los cantes de Manuel, los cantes de Chacón y los cantes de todo el mundo a golpe de mostrador y a base de vasitos de vino y ya no hay profesores que hagan eso! ¡Eso lo tomó como un desahogo hacia él, para mantener su afición! Porque Diego cuando empieza a revolucionar verdaderamente el toque, es cuando empieza a darme a mí la clases! En una palabra: Diego ha sido para mí otro yo y yo sin Diego no hubiera sido nadie. Yo vivo con el recuerdo de Diego perenne, y compongo como Diego, pero claro con otra musicalidad que Diego no tuvo porque tengo otra clase de principios que él no tuvo pero el “gitanismo” creo que es el mismo.


Cuéntanos ¿qué momentos destacarías de tu trayectoria artística Paco?
Ha habido muchas, una de ellas fue cuando fui a Córdoba en el año 64 que fui con Don Ricardo Molina porque escuché una fiesta en los Gabrieles de Madrid con Manolito María y Pore y me dijo “vente a Córdoba” donde le toqué a Meneses y le dieron a él el Premio de Honor de la Seguiriya”, Premio Tomas el Litri, y a mí me dieron Premio Manolo de Huelva. No se me olvida porque para mí ese hombre fue un dios de la guitarra y me lo dio en su mano diciéndome: “Sigues que vas por muy buen camino” y además hice su toque.
Otro momento muy bueno fue en París en la grabación del doble trabajo que tengo con Fernanda y Bernarda. Esa ha sido una de las mejores grabaciones que según los críticos se ha hecho en el siglo pasado junto con la de Mairena, el último disco que hizo Antonio de Mairena. Ese está premiado en muchos países y todos los que lo escucha me dan la enhorabuena, creo que ahí Dios me puso las manitas en los dedos.
Otro momento bueno fue el disco que hice con Bambino, Hablemos del amor, con Solano.
Otro disco bueno fue el primero que hice con mi compadre el Cabrero: En cinc y cobre. Otro momento bueno fue El Giraldillo de Sevilla, ese año se tocó la guitarra en Sevilla mejor que nunca.
Ha habido muchos momentos buenos y de arte. Yo escuché a los mejores del mundo. Con Sabica, también tuve un momento muy bueno con él cuando vino a Málaga donde, me dio un concierto para mí solo y para mi padre, y mi padre se quedaba dormido (entre risas), y me estuvo tocando hasta las once de la mañana. Me estuvo tocando por soleá, por medio, y me hizo como cuatrocientas falsetas sin repetir ni una.
Ha habido momentos inolvidables. También tuve grandes momentos cuando aprendía con don Antonio Camacho, catedrático de lo que es la flamencología y de las leyes gitanas, don Antonio Camacho era el rey de los gitanos de Morón.

Una de las preguntas claves será la que te formule ahora: ¿quién te inspira para hacer la música que tanto te caracteriza?
Bueno ahora, intento tocar para mí mismo, porque yo me llevado toda mi vida tocándole a la gente, que si le toco a uno por esto, que si le toco a otro por lo otro…así llevo cuarenta y dos años, de público, en público… pero desde que estoy dando clases en la Casa de la Cultura, que estoy en la gloria de bien, me estoy tocando yo y me estoy sintiendo yo, yo mismo me pago con esto, mi toque me lo estoy pagando, tanto es así que estoy enriqueciendo a mis niños y a mis alumnos. Sin embargo, antes cuando me daban un encargo de hacer una grabación con Fernanda tenía que componer como había que componer y he tenido que componer hasta treinta y tres falsetas de fandango, para componer eso… ya me diréis.
Componer, siempre compongo con la nostalgia por delante, me acuerdo de los tiempos de la fatiga porque de las fatigas salen las penas y de las penas viene lo hondo, se compone con pena cuando tienes tres niños chiquititos y no tienes para darle pan. Yo gracias a Dios no me he visto en ese plan pero me ha faltado muy poco y tenido que naufragar por esos mundos para que a mis niños no les falte de nada y eso me ha servido también para componer: mis niños mi mujer magnífica y extraordinaria. Mi compañera ha sido lo mejor que yo he tenido, más grande que mi afición a la guitarra.
Mi forma de componer también es gracia a la música que he aprendido aquí, yo estuve en la banda de aquí de Morón y he aprendido mucha música, Diego me traía las partituras de Granado, de Albéniz… y hacia muchos ejercicios… hasta que me dio por tocar por soleá y por seguiriya y aparté lo que es el clásico para sentir lo que es mío la música flamenca.
También me caracteriza el ser gastoreño, porque tenemos un marchamo en nuestras raíces… lo llevamos en los genes. Desde la tía Anica la de Ronda en 1800 con la guitarra… porque se tocaba y se cantaba, mi tío Pepe hermano de Diego en los años 30 empieza a dar clase a Diego,mi tío el Mellizo ,
que tocaba más gitano que Diego todavía en fin…
Me inspiran muchas cosas, ahora “moroneo” mucho, me gusta pasear por Morón y más cuando hace calor y se refresca la tarde o la mañana y veo una simple mujer barriendo una puerta o cualquier chiquillo que va para el colegio, cualquier rincón de una calle, cualquier cosa…ahora estoy más moronero que nunca, por eso compongo de una manera y compongo para mí.
Tengo proyecto de hacer un disco nuevo, con mis niños y ahí pienso moronear un poquito otra vez en el toque, pero diferente porque más que nada van a llevar ellos la batuta.
Por eso compongo como compongo. Me gustaría explicarlo de otra manera pero no sé explicarlo mejor.
Estas fueron las palabras del maestro Paco del Gastor con las que una vez más hemos sido testigo de unas memorias entrañables e impregnadas de sentimiento puro y flamenco. Sustanciosos ingredientes para la gran afición de nuestros moro